Descripción
El proyecto se enmarca en la aplicación de residuos procedentes de la industria apícola en el ámbito de la biomedicina. La industria productora de cera tiene su origen en el siglo XIX en Alemania. A nivel internacional, la cera de abeja es producida por manufactureros especializados a los cuales los apicultores proporcionan los panales o la cera “cruda”, que después procesan. Para poder ser destinada a fines industriales, cosméticos o farmacéuticos, tiene que ser, además, purificada por filtración y centrifugada para la eliminación de restos de contaminantes (Stefan Bogdanov, 2009).
En España, la producción de cera de abeja se ha mantenido constante a lo largo de los últimos 20 años. En Cantabria, la industria agroalimentaria ha sido y es un pilar fundamental. En concreto la producción y tradición apícola ha pasado de generación en generación siendo signo de identidad en muchas comarcas de la región donde ha impulsado el empleo rural y la conservación del ecosistema.
En los últimos años, la cría de abejas en la comunidad ha visto aumentar su trascendencia y difusión gracias a la ganancia de denominaciones de origen protegida (Miel de Liébana) y al incremento de la producción y venta de enjambres causada por la gran demanda a niveles tanto nacional como internacional derivada de la mortalidad de las colmenas (Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca y Biodiversidad, n.d.)
La cría de abejas mediante el método tradicional aplicado en Cantabria de los dujos o corchos, permite el crecimiento de los enjambres en panales naturales caracterizados por la obtención de productos más puros y por tanto, con mayor concentración de componentes bioactivos, debido al ecosistema singular en el que se encuentran, la menor carga parasitaria (por las propias características del panal) y la menor aplicación de tratamientos sanitarios y alimentación artificial (Pliego de Condiciones de La Denominación de Origen Protegida “Miel de Liébana,” n.d.)
Precisamente por las características de la apicultura tradicional, creemos que el aprovechamiento o reciclado de los residuos derivados de la producción de la cera de abeja procedente de la comarca de Liébana tendría una potencial aplicación en la investigación biomédica, concretamente en la prevención y/o tratamiento del proceso inflamatorio. Esto promovería el reciclado de los residuos originados en el procesado de la cera de abeja creada mediante el método apícola tradicional, estimulando la economía circular. Además, la utilización de estas matrices podría poner a Cantabria como ejemplo a seguir en la estimulación de la cría de abeja de manera tradicional que, a su vez, favorece la protección de la biodiversidad del ecosistema.